La calle Matia es una calle comercial del barrio del Antiguo con bastante vida en la que coexisten viejas viviendas de clase popular (con algunas viviendas mejores) y comercios de barrio con bares y algunos establecimientos hoteleros (cada vez más). El ambiente durante el día es animado y conforme las aceras se van ensanchando robándole espacio a los coches van siendo ocupadas por la hostelería: terrazas y aglomeraciones de gente al lado de los bares.

Este ambiente hace que las fachadas de la calle, de casas particulares y comercios, sean elementos codiciados para la propaganda, ya sea política o comercial y el resultado es un deterioro estético del barrio. El ayuntamiento limpia cuando le viene bien algunas fachadas, pero no evita el trabajo constante que tienen los comercios para limpiar sus fachadas y escaparates ni el deterioro de las fachadas capa de pintura sobre capa, sobre elementos nobles y restos de carteles, cola y cintas adhesivas, y más capas de pintura.

Las instituciones no sólo no castigan a los vándalos, que no son anónimos pues firman casi siempre sus carteles, sino que a veces subvencionan actos que al final también aparecen anunciados en las paredes del barrio.