Cada cual se forja su mundo.

Mi mundo es esta habitación.

Fuera de ella está lo desconocido, lo indiferente, que no tengo deseos de explorar.

Acá es donde siento limitación.

Acá es donde veo lo vano de los esfuerzos humanos.

De pronto, me asalta la idea de vivir.

Me pregunto si vivo.

No sé qué es vivir.

Además, al estar acá, respondo a mis necesidades. 

Necesito de esta soledad llena de libros, música, humo y café.

Supongo que «vivir la vida» significa gozarla.

Pues mi goce es éste.

Alejandra Pizarnik