Hoy, nuestro rey Felipe VI daba un discurso en televisión. No sé, me parece que nos daba la espalda, pero allí estábamos, escapados momentáneamente de nuestro cautiverio.

No sé por qué pasó, pero fue realmente un momento extraordinario, cuando esa noche bajé a echar la basura y la gente salió a aplaudirme a los balcones en una estruendosa ovación. Es un momento que ya no olvidaré en mi vida, aunque piense que mi cívico acto no fue tan heroico como toda esa gente pensaba.