El tiempo pasa y todo cambia. No sabemos si va para adelante o para atrás, si va al futuro o al pasado o si es circular.

Hoy he estado pensando en el momento del nacimiento de la vida. En el momento en que por el azar o por el destino una unión de átomos de carbono fue lo suficiente larga y compleja como para intentar reproducirse. No tiene sentido. Y esa es la base de partida de nuestra existencia.

Por eso tampoco sería de extrañar que cuando podamos salir de nuestro bunker, nos encontremos que tras 50 días hacia adelante, nos hemos encontrado 150 años hacia atrás, y que los cristales con que miramos las cosas ya no puedan reconocer aquello con lo que nos encontremos.