Hay algunas mañanas que, cuando me levanto, me encuentro con un montón de papeles repartidos por una mesa o un sofá de forma semiordenada como si alguien los hubiera querido cambiar de sitio y esta acción se hubiera interrumpido de repente. Siempre he pensado que había un duendecillo que me traspapelaba los papeles.

Como esta época nos sobra el tiempo, hoy he estado al acecho y he sacado una foto al montón de papeles que me he encontrado, y he podido ver que … no era un duendecillo, SON DOS!!!