Como las polillas a la llama de una vela, los hombres se sienten atraídos por aquellos que les prometen salvación o riquezas. Estos son hombres débiles, pero el peligro que presentan es grande. A través de estas cábalas, la amenaza aleatoria de la herejía de un hombre puede convertirse en una oleada de inquietud y en un terreno abonado para el caos y la revuelta. ¡El único culto que no aborrecemos es el del Emperador!