Cuando desembarque el viajero en nuestra ciudad se encontrará con un desolado paisaje que recuerda a una urbe reconstruyendo sus edificios tras un brutal bombardeo, un skyline de grúas en el horizonte, una marea de redes verdes cubriendo las fachadas heridas de nuestras casas, edificios emblemáticos caídos bajo la piqueta, condominios vacíos esperando su reconversión en hoteles, casas señoriales convirtiéndose en hoteles, hoteles renovándose como hoteles, enormes excavadoras, grúas y perforadoras jugando años enteros a agujerear la ciudad, camiones, más camiones, calles cortadas, vallas, muchas vallas.

Nuestra querida ciudad está perdiendo su esencia y personalidad (quizás de balneario), convirtiéndose a marchas forzadas en un parque temático. Muchos edificios singulares han desaparecido en los últimos 5 años y en su lugar han crecido monstruos que nos devorarán.